Turbo, Capurganá y Sapzurro, Colombia, y La Miel, Panamá

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2 de Septiembre

Roger consiguió trabajo en Medellín. Ahora vuelvo a viajar solo. Hacia el norte para intentar cruzar a Centroamérica.

Parece que el trayecto en bus de Medellín a Turbo es peligroso. Yo fui durmiendo, no me enteré de nada.

También dicen que Turbo es feo. A mí me gustó. Es un poco trash, como los pueblos de frontera.

Llegué a las cuatro de la mañana, pero había bastante gente despierta dando vueltas. El puerto está ultra podrido, tipo el riachuelo, y perfuma toda la zona. Al asomarme al agua, me pareció que había peces porque la superficie se movía.

Entonces fui a tomar un café al único lugar que estaba abierto, frente a las aguas podridas del Caribe. Y mientras esperaba que amaneciera, vi pasar a un adolescente totalmente desnudo que iba revisando la basura.

Cuando amaneció, vi que lo que parecían peces moviendo la superficie del agua, en realidad, eran burbujas de putrefacción.

Turbo
Amanecía en Turbo y un pescador vino a ofrecer algunas sardinas.

De Turbo hacia el norte, solo se va por agua o por aire (Actualización 2019: ahora la gente suele viajar desde Necoclí, también salen lanchas, el pueblo es más agradable y el viaje es más corto), porque la zona está ocupada por paramilitares, guerrilla y narcotraficantes. Sobre todo estos últimos.  También hay originarios de la etnia Embera, pero viven como en un mundo aparte. La zona es el tapón del Darién, que es como el limbo entre Sudamérica y Centroamérica. (Acutualización 2019: ahora en el Darién parece que no hay guerrilla ni paramilitares, pero sigue habiendo narcos y tráfico ilegal de personas y sigue siendo tierra de nadie)

El viaje en lancha tarda dos horas, y fuimos a los saltos hasta la parte más norte de la región del Chocó. Es un lugar de postal del Caribe con pequeñas bahías con cocoteros, arenas blancas, piedras negras, peces de colores y casitas de madera.

En la lancha conocí a dos españolas de Murcia. Con ellas me hospedé en el Luna Verde, un hostal de un italiano loco donde tienen un monito tití llamado Quico. Es un Saguinus geoffroyi. Llegó herido por un perro. Le di mucha confianza desde el principio y tuve el mono colgando al cuello durmiendo la siesta cada dos por tres. Cuando lo saco o lo intento sacar, me insulta con diferentes gruñidos y grititos agudos. A la noche se quedaba profundamente dormido y ya sacarlo es peligroso, porque pasaba del insulto a la mordida. Me clavó más de una vez sus colmillitos filosos. Es mejor sacarlo empujándolo con la linterna y ahí se va caminando como borracho de lo dormido que está. Por la mañana me viene a despertar temprano balanceándose en el mosquitero de la hamaca. Por suerte los monos tití son bien pequeños. Cuando salgo de la hamaca y me pongo a desayunar me pega gritos hasta que le convido. Le encanta la fruta y la avena con leche. Cuando me distrigo mete la cabeza en la bolsa con las cosas del desayuno y cuando le grito saca la cabeza y me insulta otra vez. (Actualización 2019: ahora el hostal se llama La Bohemia y sigue estando muy bien. Intenté averiguar qué fue de la vida del monito pero parece que nadie lo recuerda).

Saguinus geoffroyi
Se me están subiendo demasiados bichos al cuello.

Estos días en Capurganá me la pasé caminando de playita en playita por la montaña selvática: playa de Aguacate, Sapzurro, La Miel y alguna otra. La Miel ya es Panamá. Sapzurro me pareció un lugar para pasar un buen tiempo haciendo snorkel y relajando en una hamaca antes de seguir viaje hacia el norte. Ahí el hostal El Chileno (reservar) está muy bien, con un clima rústico frente a un mar con arrecifes de coral.

Sapzurro
Sapzurro.

Se fueron las españolas, pero llegaron una pareja de franceses, una austríaca con su hijita y, casualmente, otro español de Murcia.

Quico y Martina
Quico recibiendo a las nuevas visitas.

Acá los locales son casi todos negros y hay muchos niños. Por cuestiones de ahorro, la luz del pueblo se corta de 12 de la noche a 9 de la mañana y de 6 y media de la tarde a 7 y media, que es cuando anochece y suele llover. Las tardes suelen ser de lluvia y oscuridad. Y claro, después nacen muchos niños.

pescando
Me pidieron comida y en lugar de darles, les enseñé a pescar: me mandaron a la mierda con justa razón.

La miel, en Panamá, es un pueblito con una onda la aldea de “los otros” de Lost, pero con muchos militares. La playa y el snorquel ahí son de película también. A este pueblo solo se llega caminando desde Colombia, a través de la montaña o en barquito. Dicen que hay una picada que los une con el resto de Panamá, pero solo la hacen los militares y no dejan pasar, por el tema guerrilla-paracos-narcos. Un día antes de que me fuera de Capurganá, el español se fue a La Miel a dormir ahí, cosa que está prohibida, hay que volver antes de las 6 de la tarde. Pero se fue con la idea de esconderse de los militares y armar la carpa en la selva cuando oscureciera. No sé qué ocurrió. Esa noche no volvió.

La miel, Panama
La miel, Panamá.
como ir de Medellin a Capurgana

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