Del chaco paraguayo fui a dedo hasta Asunción. Me llevó Ray Riquelme y fuimos coqueando, escuchando The Cure y charlando todo el viaje. Me contó muchas cosas de su vida y de su mujer. Las historias incluían masones y morfina.
Pasé demasiado rápido por Paraguay porque quería llegar al casamiento de mi primo en Buenos Aires. En Asunción estuve dos noches, caminando por los barrios. En el hostel conocí a una holandesa, Jolisa, y con ella seguí hasta Ciudad del Este.
Llegamos de noche. Primero pensé en caminar hasta la aduana, pero después reflexioné y me dio la sensación de que la triple frontera no era un buen lugar para pasear a una ultra rubia a esas horas. Entonces caminamos por tres o cuatro cuadras oscuras hasta un policía con ithaca. Me pareció que usaba el arma de bastón.
—Buenas noches —dije.
—Buenas noches —me contestó el del bastón de hierro, sonriendo y con un aliento a alcohol que me hizo dar un paso atrás.
—Disculpe… una pregunta…
—Diga…
Noté que su sonrisa iba en aumento. Su mirada me pasaba cerca y terminaba más atrás, en alguna parte perteneciente a Jolisa.
—¿Qué nos podemos tomar hasta la frontera?
—Ahí noma’ pasa un colectivo pal centro… al chofer le preguntan dónde bajar.
—Gracias —dije, imitando un poco su cara y levantando el pulgar.
Era sábado a la noche. El chofer había puesto cumbia. El colectivo, medio vacío, adornado con flecos y luces de colores, parecía una bailanta móvil. Fue un paseo agradable y lleno de miradas.
Por suerte intuí dónde bajar, porque el conductor iba muy colgado y no nos avisó. Bajamos en una avenida ancha y junto a una especie de feria cerrada y mal iluminada. Apenas cargamos las mochilas se nos acercó un joven moreno, de rulitos y bien afeitado.
—¿Van para Foz? —preguntó en un portugués un poco contaminado de español.
—Sí, pero conocemos, gracias…
El tipo siguió caminando a mi lado y me miraba de reojo.
—Voy con ustedes.
—Está bien, gracias, ya conocemos el camino —dije yo, mintiendo para esquivarlo.
—¿Pero puedo ir con ustedes?… El camino es muy feo.
—Ah… sí.
—Gracias.
—¿Dices que esta parte es peligrosa?
—Nunca pasé a esta hora por acá… no está muy lindo.
—Ah…
—¿De dónde eres?
—De Argentina… Ella de Holanda… ¿y tú?
—De Paraguay.
—¿Y por qué estamos hablando portugués?
—Porque vivo en São Paulo.
—Ah… —dije yo como si fuera una buena razón.
—¿Andan viajando?
—Si, un poco… ¿tú?
—Vine a una pelea.
—¿Una pelea?
—De box… Me invitaron a pelear por el título nacional que está vacante… 66-70 kilos.
—Qué bueno…
—Sí, tengo que entrenar duro.
—Pero sigo sin entender por qué estamos hablando en portugués.
—Podemos hablar en español —me dijo en español.
Y así fuimos, durante unos cuatrocientos metros más o menos, la holandesa rubiecita de ojos celestes y yo protegiendo al posible nuevo campeón nacional paraguayo de peso superwélter.
—Yo doblo acá… ¿Cómo es tu nombre?
—Julián, ¿y el tuyo?
—Javier… Suerte en el puente, Julián.
—Gracias… suerte en la pelea.
Dormimos en un hostal de Foz de Iguazú y al otro día vimos las cataratas.
Me despedí de Jolisa que se volvía para Holanda, crucé a Argentina y en Puerto Iguazú, más precisamente en las cataratas del lado argentino, conocí a tres francesas: Camille, Pauline y Carine. Con ellas seguí para Posadas y visitamos Encarnación. Como queríamos viajar a Buenos Aires barato, estuvimos averiguando bastante. Fuimos de tugurio en tugurio como buscando drogas, preguntando por cosas como Chuchi o el cordobés, hasta que dimos con Luis Córdoba, que organiza tours de compras a la salada y que nos vendió pasajes de ida por 300 pesos.Y acá estoy otra vez en Buenos aires.
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2 Comments
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Que buena onda,buen blog, me encantaria encarar una aventura para cruzar america. Llegué a acá, porque en la oficina estaban hablando de un perro champey, lo googlé, y en imagenes aparecia la foto del hippy (ajajaja) en Semuc Champey. Me llamo la atención los lugares que tiene Guatemala, impresionante y más aún lo que relatabas de las cuevas.
Saludos, Milton.
Gracias Milton, lo que más me gusta del blog es que me lo comenten.
Guatemala es muy bueno. Deja la oficina un añito y a viajar!