3 de noviembre
El día que llegamos al hostal solo quedaban tres camas y como éramos cuatro le dije al dueño que yo podía dormir en hamaca. Se copó y me cobró menos. Al final, me quedé todos los días en la hamaca. Un día, mientras estaba cosiendo agujeros del mosquitero, vino una chica a charlar un rato porque se había enterado que yo iba a ir al Rainbow Gathering y ella quería ir también. El Rainbow es un encuentro internacional de hippies. Decidimos ir juntos.
Al día siguiente era mi cumpleaños, brindamos varios en el hostal y le preparé a la gente un San Pedro que había encontrado por ahí. A la mañana siguiente, me despedí de Tom, Annika y Pascal y seguí viaje con Jessy. Ella es norteamericana, de 19 años, de rastas rubias, sonrisa casi permanente y ojos celestes que parecen hechos por un exagerado en el Photoshop.
Salimos a hacer dedo o esperar buses coloridos. Yo me sentía un poco extraño. Tenía como la sensación de que todo era simbólico (por decirlo de alguna manera). Era mi cumpleaños. Normalmente uno pasa su cumpleaños entre amigos. Yo estaba pasando mi cumpleaños en mitad de la ruta con una desconocida que tenía 4 años más que mi mochila. En un momento, me quedé pensando que ese día iba a haber luna llena. Definitivamente me sentía raro. Dudé si la noche anterior había tomado San Pedro, pero no, ni lo había probado. El sol no ayudaba. Estábamos a la sombra, pero rebotaba fuerte en el asfalto. Finalmente, tuvimos que tomar cuatro chicken bus para llegar a la frontera con Guatemala. Después de cruzar se hizo oscuro y solo teníamos una última buseta, llegaba hasta Chiquimulilla.
En Chiquimulilla me pareció que había demasiada vida nocturna para ser un miércoles. Nos instalamos en un hotel y salimos a buscar un lugar para comer algo sin carne, porque Jessy es vegetariana, como la mayoría de los que van al Rainbow. No encontramos ningún lugar para comer algo vegetariano. Al final compramos pan, palta, tomate, mayonesa y cervezas y comimos en la habitación.
A la mañana siguiente me desperté, vi los envases vacíos y me di cuenta que ya no era mi cumpleaños y que ahora era el día de los muertos. Cuando salimos a la calle había muchos puestos con flores. Ahí entendí por qué había tanta movida el día anterior. Ahora era día de los muertos y era feriado.
Desayunamos y nos tomamos un chicken bus hasta Escuintla y otro hasta Antigua Guatemala. En el camino pasamos por un cementerio lleno de flores y gente visitando a sus difuntos. También había muchos niños remontando barriletes sobre las tumbas altas o sobre las bóvedas bajas.
En Antigua alquilamos una habitación. Jessy se quedó durmiendo la siesta y yo salí a dar unas vueltas. Fui al cementerio. En este, había pocos niños remontando barriletes, pero estaba el presidente del país. Había ido a visitar a su madre. Algunas personas se acercaban a saludarlo pero no habría más de cincuenta a su alrededor, contando unos diez o veinte de seguridad.
Al día siguiente nos tomamos un bus a Ciudad de Guatemala y después una combi a Cobán. Por apurados subimos a una muy llena y el viaje era incomodísimo. Yo iba sentado en un almohadoncito dándole la espalda a los asientos de adelante. Saliendo de la ciudad, la ruta estaba llena e íbamos avanzando a una velocidad tranquila. Yo iba mirando un poco de costado para no marearme mirando hacia atrás, y de pronto, veo que un tipo nos apunta con un arma desde otro coche. Nuestro conductor frenó un poco y el otro nos cruzó por adelante. Después, el nuestro aceleró, lo arrinconó a penas, sacó un arma de la guantera y se puso a apuntar desde la ventanilla, mientras maniobraba para dejarlo atrás. La mayoría de los pasajeros ni se estaba dando cuenta de lo que pasaba. Le agarré la cabeza a Jessy y se la bajé hasta mis rodillas y me agaché también. Ella interpretó el gesto como un cariño y después de unos segundos quiso levantarse, pero yo no la soltaba. Ella hacía fuerza para subir y yo hacía fuerza hacia abajo mientras pensaba como explicar en inglés la situación. Finalmente le dije algo de una secuencia con armas y se quedó tranquilita hasta que pareció que todo había terminado. Pasado el susto, le pregunté al cobrador qué había sido eso y me dijo que quisieron asaltarnos, pero que no había ningún problema porque nuestro conductor también tenía arma.
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6 Comments
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Feliz cumple Juli!
gran viaje, alucinante seguirlo y compartirlo!
abrazo,
Juan
Gracias Juan!
También disfruto mucho de compartirlo
"Yo estaba pasando mi cumpleaños en mitad de la ruta con una desconocida que tenía 4 años más que mi mochila."
xD
de lo mejor que he leido por aquí juli.
sí, esto no puede seguir así. Voy a tener que comprarme una mochila nueva 🙂
Siempre tenemos la sensación de que algo especial debería ocurrir en nuestro día de cumpleaños… Buen viaje!
siiii regalenme un mochila!