De Tulúm a Real de Catorce, Mexico

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17 de enero de 2013

Welcome to Mexico
Bienvenido a México.

Crucé a México. Pasé por Chetumal y me fui a Playa del Carmen, pero me pareció muy superficial y regresé un poco hasta Tulum.

Playa del Carmen
Playa del Karma.

Ahí me quedé diez días relajándome en las playas blancas con aguas turquesa.

Tulum
Turquesa.

No recuerdo haber hecho nada especial excepto un día de deporte de “colado de ruinas”, que entré a las de Tulum caminando por la playa, entre las rocas. También me compré una cámara de fotos, por dos mangos, en una casa de empeño. Todo el viaje sacando fotos con un celular y me vengo a comprar una cámara sobre el final, está bien. Después conocí una argentina que me cayó bien y nos fuimos un día a Palenque, dos días a San Cristobal de las Casas y un día a Oaxaca. De ahí, ella se iba para Guatemala y yo seguí hacia el DF.

Pollera
Polleras caídas.

 

pollera levantada (1 de 1)
Y polleras levantadas.

 

pijas (1 de 1)
Todo en el subconsciente.

 

yes
¡Yes!

En la capital me alojé en un hostal de muchos pisos y muchas habitaciones, pero vacío; parecía un hospital recién abandonado. Me dieron una habitación para cinco personas que solo la ocupaba yo. Estuve seis días en el DF, caminando por los barrios. También hice deporte: me colé al templo mayor, incluido el museo. En ambos entré por la salida.

se solicita lavatrastes
La oferta laboral en el DF no era divertida.

 

tortillera con experiencia
O sí.

 

bandera mexicana
Sí.

 

maniqui alienigena
Claro.

Del DF me fui a San Luis Potosí en el norte de México. En San Luís estuve una noche en la casa de una couchsurfer y me fui a Matehuala. Ahí me tomé un bus hacia Real de 14. Ese camino lo hice casi todo durmiendo. La zona era desértica y la ruta estaba medio poceada. El bus tenía un televisor con unos dibujitos animados que no se escuchaban bien, un poco por el volumen que estaba bajo y otro poco por el traqueteo del camino. Tampoco se veía mucho la imagen porque el sol entraba fuerte por algunas ventanillas que no tenían la cortina cerrada y la luz hacía reflejo en la pantalla. Me dormí enseguida. En un momento me desperté y estábamos pasando por un lugar que parecía un pueblo fantasma. Eran como paredes de piedra con ventanas de madera reseca que habían resistido caerse. Me volví a dormir y me desperté cuando el bus paró a la sombra de una montaña, frente a la entrada de un túnel. El hueco era muy angosto y el bus no cabía. Los dos o tres pasajeros que viajábamos teníamos que bajar para subirnos a un pequeño bus destartalado. Un tipo en la entrada le dio una bandera a nuestro chofer y arrancamos. El túnel era una rústica excavación en la roca, de dos o tres kilómetros, iluminado con algunas luces amarillentas. Adentro me pareció ver un santuario con una virgen. Uno de los pasajeros me dijo que ese túnel se llama Ogario y que es más o menos lo único que comunica a Real de 14 con el resto del mundo.

Salimos a la luz y el chofer le entregó la bandera a otro tipo, supongo que para cederle el turno a alguien que quiera hacer el camino inverso. El túnel daba directamente al pueblo, sin ninguna transición. Me calcé la mochila y me fui a dar unas vueltas. Era un pueblito colonial, ubicado un poco en diagonal entre las montañas; con casas de piedra y una iglesia en el centro. Era jueves y había muy poca gente en la calle. (Me habían contado que Real de 14 fue un pueblo minero que en algún momento tuvo 40 mil habitantes, y que en el siglo pasado llegó a estar prácticamente abandonado. Ahora ha vuelto a crecer: tiene un poco más de mil personas).

Me hospedé en el hostal “Real de Álamos”. El nombre me pareció raro, no había visto ningún álamo en ese pueblo seco; apenas unos aguaribays retorcidos y algunos cactus. Pero el hostal estaba bueno. Tenía un patio central rodeado de habitaciones. Lo atendía una familia muy simpática y parece que solo estábamos alojados un gringo y yo.

Caminando por las callecitas de piedra me crucé a un tipo de sombrero y bigotes largos que me ofreció alquilarme un caballo. Le pregunté si había indios huicholes en la zona. Me dijo que en el pueblo solo había uno, que se llamaba Marciano y que lo podía encontrar en la plaza vendiendo artesanías indígenas. (Yo sabía que Real de 14 quedaba cerca del Cerro Quemado, que es el lugar más sagrado para los indios Huicholes. Había leído que eran los que más cultura tradicional tienen del peyote, el cactus alucinógeno. Los huicholes en realidad no son de esa zona, pero parece que desde hace varios siglos peregrinan hasta acá para buscar peyote y para hacer sus ceremonias en el Cerro Quemado. Vienen caminando cientos de kilómetros por el desierto, desde Nayarit, Durango, Jalisco y Zacatecas).

Efectivamente encontré a Marciano en la plaza y me puse a charlar con él. Enseguida me cayó muy bien. Era un tipo joven que hablaba con una tranquilidad sorprendente. Estaba vestido con ropa huichol, pero con una campera de jean por encima de la camisa blanca con bordados de colores. El pantalón era ancho y también de tela blanca. Tenía sandalias de cuero y sombrero con colgantitos triangulares. Charlamos un buen rato de tonterías, y de peyote, claro. Le conté que un amigo había estado ahí hacía catorce años, había juntado un peyote en el desierto, lo había llevado a Buenos Aires y me lo había regalado. Todavía lo tengo y hasta le pude sacar unos hijitos. Él me contó algunas cosas del pueblo, de la minería y de Jalisco, de dónde es su familia. Al final me dijo que tenía pensado ir en esos días al desierto a buscar peyote y a dejar unas ofrendas y me preguntó si lo quería acompañar. Me dijo que él me enseñaba dónde crece el peyote y yo le enseñaba a plantarlo y a reproducirlo. Me pareció buenísimo, quedamos para el martes.

A la noche en mi cuarto me acordé de las descripciones del pueblo que había hecho mi amigo hace 14 años y sentí que estaban muy acertadas. Me quedé pensando en el nombre: Real de 14. Catorce eran los años que habían pasado desde que yo lo escuché nombrar, y de “real” no parecía tener demasiado ese ex pueblo fantasma al que se llega por un agujero en la montaña.

Real de catorce
Ex fantasmas. 
 
 
mapaI

 

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El LIBRO

 

7 Comments

  1. Veo que puedo conseguir laburo en el DF… jua!

    Por favor contá lo que sigue del peyote. Besitos, Vicky.

  2. Hola,
    queria preguntarte si la penultima foto de una calle de Real de Catorce es tuya y si nos das permiso de utilizarla para un disco de musica Wixarika (claro que poniendo el nombre del fotografo). Si me puedes contestar enseguida podría entrar.. porque ya va a salir el disco. Gracias Victor

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