Santa Rosa del Yacuma, Bolivia

20 de junio

Había atrasado mi salida de Rurrenabaque por la lluvia, pero siguió lloviendo y decidí irme igual. De todos modos, Santa Rosa no estaba tan lejos.

El pueblo es raro. Parece un proyecto discontinuado de un novato en el Simcity. Tiene una plaza central con sus calles asfaltadas, y con el pavimento que se extiende una cuadra más hacia los cuatro lados. No se usan mucho esas calles, ya que los pocos negocios que hay se instalaron una cuadra más allá, en calles de tierra.

Chozas
A tres cuadras de la plaza.

Algunas casas son de material, pero la mayoría son de paja, o madera y paja, o adobe y paja. En el centro de la plaza hay una fuente con animales de cemento: un ciervo, un tapir, algunos pájaros, algunos peces y dos delfines. Pero además, entre los animales de cemento, hay algunos de carne y hueso que vienen a ser varias tortugas y un pichón de yacaré. Mis respetos a un pueblo que tiene un yacaré suelto en la fuente de la plaza.

Después de dejar las cosas en el hotel, me fui para el río, que queda un poco lejos. Antes de salir del pueblo ya había visto unos ñandúes picoteando por ahí como gallinas y una boa recién aplastada por algún vehículo. Todo esto en cuatro cuadras, que es lo que se tarda en salir del pueblo en cualquier dirección.

ñandú
Estuve a punto de perder mi cámara de fotos dentro de un largo cuello.

Hasta el río tardé como una hora. El paisaje del camino era de pastizales con parches de selva. Vi una impresionante variedad de pájaros con colores de documental de Discovery. También vi ranas, lagartos y monos capuchinos (Sapajus apella).

El río era de esos que no se les ve el borde porque es todo árboles y plantas que llegan hasta el agua. Me puse a caminar un poco por donde podía y llegué a ver carpinchos y nada menos que delfines, delfines de río (Inia geoffrensis). Los llaman delfines rosados.

Como no se podía seguir mucho por el borde y me estaban comiendo los mosquitos, le pagué a un tipo que estaba por ahí para que me lleve en canoa (fue la única persona que me encontré desde que salí del pueblo y estaba ahí con su bote en el borde del río).
canoa
Me río de la plata.
Vimos más pájaros, más delfines y más monos. Esta vez unos monos amarillos que les dicen chichilos o monos ardilla (Saimiri boliviensis).
Saimiri boliviensis
Saimiri para un lado y Saimiri para el otro.
En algunos desvíos del río, apenas cabía el bote. Cuando regresamos, ya estaba atardeciendo y unos delfines se pusieron a jugar salpicando con las colas en la última claridad del día. Tal vez estuvieran pescando. Solo se veían los coletazos casi en la oscuridad con el sol naranja por detrás de las ramas.
Yacuma
Se ve todo genial menos los delfines.

Hoy me fui caminando hasta una laguna y me encontré con algo que no me esperaba. Ahí es donde van a lavar la ropa unas pocas lavanderas y usan una técnica muy particular: se meten en el agua a unos diez o veinte metros de la costa, donde tienen unos puestitos de madera, y se ponen a darle palazos a la ropa. Pareciera que el truco es apalear hasta que la ropa se rinde y dice: está bien, me lavo sola. Ni jabón ni nada, solo palazos.

lavar la ropa en la laguna
Qué arrugaditos deben tener los dedos de los pies.

Veré si mañana llego a despertarme para comprar leche.

 
ruta Rurrenabaque - Santa Rosa del Yacuma

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Rurrenabaque, Bolivia (II)

17 de junio

Fui a pescar con Raúl, fuimos en moto. Como no había nafta en todo el pueblo tuvimos que pedirle prestada un poco a un vecino. La sacamos directamente de su motocicleta, haciendo sifón con una manguerita.Entonces salimos del pueblo por caminos de cantos rodados incrustados en la tierra. Después por unos senderos entre pastizales hasta una casita de madera y paja dónde vivía una pareja joven con varios niños.

choza de caña
Madera y paja.
Continuamos hasta unos charcos y nos pusimos a pescar con esas redes redondas que se lanzan por el aire. Acá las llaman tarrajas o atarrayas.
atarraya
No pudimos atrapar ni una sola nube.
Pescamos varios tipos de cíclidos, varios tipos de plecos, peces cuchillo y bagres punteados.
Cíclidos amazónicos
Alta gama del marrón.

Ayer decidí que lo de caminar unos días por la selva no va a ser por ahora. Los chilenos no están muy de acuerdo con la plata que nos pide el guía y además estamos con ciertos problemas de organización: el único guía que conseguimos vive en el pueblo que está del otro lado del río y los botecitos que cruzan están en huelga porque el alcalde está procesado por no sé qué delitos y los pobladores lo defienden. Hay largas colas para cruzar en unos pocos horarios y es muy difícil combinar con él.

Hoy iba a irme para Santa Rosa siguiendo el camino hacia el norte pero estaba lloviendo mucho. No sé si estarán pasando buses ni cuánto tardarán con el barro que hay. Se supone que estamos en temporada seca, aunque en realidad parece que lo mejor es no suponer nada.

Tengo entendido que de acá para el norte el camino se hace muy impredecible. Veré si salgo mañana. 

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Rurrenabaque, Bolivia

14 de junio

Los piquetes desaparecieron y seguí hacia el norte. Ya estoy en la selva.

El viaje por las yungas fue duro, la mayor parte era un camino de tierra angosto que va por acantilados: paredes de rocas a la derecha y caídas de centenares de metros hacia la izquierda. El bus a veces iba a paso de hombre para calcular bien la distancia al borde pisando a pocos centímetros del abismo. Daba miedo. Un buen trecho lo hicimos de noche y del abismo solo alcanzaba a ver las copas de los árboles veinte metros hacia abajo iluminadas por los faros del bus. Y de ahí en más, la oscuridad interrumpida cada tanto por luces muy chiquitas de casas profundamente lejanas. Parecían estrellas. Sí, daba mucho miedo. Por momentos trataba de imaginar que todo a mi izquierda era un lago oscuro que reflejaba el cielo. Y también pensaba: bueno, si muero ni me voy a dar cuenta. Y también pensaba que pasan muchísimos buses por ahí y muy pocos se caen. Y todas esas cosas tranquilizadoras, y entonces entrábamos en otra curva hacia la izquierda y las dos ruedas parecían pisar el borde exponiendo parte del chasis al acantilado de rocas angulosas. Las curvas a la izquierda eran las peores, ni siquiera tenían árboles, solo vértigo. Y la forma de conducir en ese tramo es curiosa: manejan por la izquierda como los ingleses. Aparentemente es para que los conductores queden en los lados externos y puedan calcular mejor el borde. Pero eso era cuando cabían los dos vehículos, que fue pocas veces: la mayor parte de las veces, uno de los dos (generalmente el que venía en bajada, aunque no siempre) tenía que volver marcha atrás hasta encontrar un lugar donde entraran ambos.

En fin, ya estoy en Rurrenabaque. Acá es todo diferente. Cada tanto tengo que hacer esfuerzo para recordar que estoy en Bolivia: el calor, el olor a selva, los árboles con hojas grandes, la tierra, los bichos, las indias con los pelos sueltos y en cuclillas, y esas cosas.

Niño corriendo el bus
Diferente.

Me hospedé en un hotel de dos pisos con habitaciones rodeando un patio. Ahí conocí a una pareja de chilenos con los que estuve planeando ir unos días a caminar por la selva. Hoy charlamos con un ex guía que solía llevar a turistas. Nos prometió conseguir algún local que nos acompañe para no perdernos. En un momento, charlando de situaciones laborales, el ex guía me contó de otro ex guía que cambió su vida para dedicarse a capturar peces autóctonos para acuarios (siempre me gustaron los peces y no sé por qué).

Fui hasta su casa. Se llama Raúl y tiene instaladas nueve peceras enormes. A su mujer no le hace gracia que gaste plata en los peces, pero ahora está más tranquila porque los está vendiendo a acuarios. Los manda por avión a La Paz. Como Raúl no hace mucho que está en el tema le di un par de consejos con algunos problemas que tenía y el nombre científico de un pez que no podía identificar (era un Crenicichla). Al final nos quedamos charlando toda la tarde de acuarios y me invitó a charquear para mañana.

Río Beni
El Beni. 

como ir a Rurrenabaque

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Sucre, Bolivia (II)

5 de junio

Sigo en Sucre y no sé cuánto tiempo voy a estar acá. El trabajo por el momento lo terminé pero todas las rutas de salida de la ciudad están cortadas por piquetes. Es por un tema entre dos sindicatos y una empresa. La gente pronostica que serán varios días. Cuando me canse iré hasta el piquete para intentar cruzarlo a pie.

pis
Mini piquete de pasillo.

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Sucre, Bolivia

1 de junio

Decidí venir a Sucre. En tres horas de bus bajé de 4.000 a 2.800 metros sobre el nivel del mar. Eso fue suficiente para que me dejara de sangrar la nariz y poder pensar un poco mejor. Tengo que avanzar con el trabajo. A la altura de Potosí los pensamientos iban demasiado rápido.

Julian de Almeida
Yo pensando mejor.

Ayer fui a dar una vuelta por la ciudad para sacar un poco la vista de la pantalla. Subí al cerro Churuquella. Arriba hay un Cristo sobre un pequeño santuario donde la gente deja ofrendas (hojas de coca, botellitas de alcohol y cosas así).

Cuando estaba bajando, justo en la base, sobre una calle de tierra que se metía por un costado, vi unos cactus grandes y columnares. Me acerqué adivinando que eran San Pedros. Me llevo unos pedazos.

Trichocereus pachanoi
Trichocereus pachanoi.
ruta Potosí - Sucre

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Latinoamérica 2012-2013

26 de mayo de 2012

El micro de Buenos Aires a La Quiaca fue tranquilo. Dormí mucho. Crucé a Bolivia y pasé la noche en Villazón en una cama que tenía la curvatura de una hamaca. En Uyuni corrí por el salar con los ojos cerrados hasta cansarme.

Ahora estoy en Potosí y voy a quedarme acá por unos días porque Gustavo me mandó trabajo y en este hostal estoy cómodo. Hoy estuve en un ritual muy loco. Con unos gringos fuimos en colectivo hasta la puerta de una mina para ver la fiesta del espíritu que se hace justo en esta fecha. Básicamente: los mineros se emborrachan, mascan coca, degollan unas cuantas llamas y tiran la sangre contra la entrada de la mina. Anduvimos compartiendo cervezas y riendo bastante. Me enseñaron algunas palabras en quechua y me recriminaron que acá nos tratan bien pero que en argentina los discriminamos. Y cosas así.

En un momento uno de los gringos se desmayó al ver la carnicería.

gringo desmayado
Gringo desmayado.

como-ir-de-Buenos-Aires-a-Potosi-Large

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