Último día del Choro Trek, Bolivia

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Primero la nieve se había convertido en selva y ahora la selva se convertía en pajonales. La última bajada del último día fue por una ladera de arbustos espinosos, siguiendo una senda polvorienta bajo un sol que castigaba.

Puente de Apacheta Chucura-2 (Large)

El camino de nuestro mapa de juguete terminó en un caserío del cual se suponía que tendríamos movilidad hacia Coroico. Pero ahí lo único que se movían eran algunas gallinas, y un poco las ramas de los árboles. Alguien, en una de las casas, nos informó que desde ahí no había transporte hacia Coroico ni hacia ningún lado. Entonces seguimos caminando río abajo, un poco descreídos, hasta una quebrada que tuvimos que cruzar haciendo equilibrio entre dos troncos, y donde sospechamos que era verdad que no había transporte público.

Lo siguiente fue avanzar por un camino de tierra entre terrenos que ya casi no tenían vegetación, y cruzando cada tanto algún precario obrador y algunas imponentes máquinas excavadoras. Esas extensiones de tierra y piedras revueltas por momentos me parecieron canteras y por momentos los basamentos de un kilométrico aeropuerto que recién estuvieran empezando a construir y fueran a terminar dentro de un par de décadas.

Se hacía de noche. Pisábamos con mucho cansancio esos terrenos desolados.

Con poca luz llegamos a un camino que sí parecía transitado, por el que hicimos algunos kilómetros más en penumbras. Pasó un camión cargado de obreros, hicimos dedo y nos llevó. Llegamos ya de noche a las puertas de Coroico.

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