Seré comarca en Catamarca, la triste ceremonia del velorio

Scroll this

Es la escuela más alejada de la zona. Algunos chicos se despiertan con temperaturas bajo cero de las seis de la mañana, para caminar durante una hora y media entre los cerros antes de llegar a las aulas.

montañas de Tatón

Cuando terminamos nuestras tazas de té, al saber que Vanesa y yo éramos biólogos, el director de la secundaria pidió que le echáramos un vistazo al invernadero para ver si podíamos ayudarlos con algunos problemas que venían teniendo.

En el camino pasamos por el jardín de infantes donde nos presentaron a quince niños y dos perros.

Las bases de las paredes del invernadero eran de adobe, luego subía una estructura de acero en forma de cúpula y todo estaba cubierto por nylon y media sombra. El problema fundamental era que los vegetales estaban plantados directamente sobre la arena. Hablamos de compost, de arcilla, de tierras de la vera del arroyo, del INTA, de los técnicos del INTA que nunca fueron, del olvido, de los bajos recursos, del frío, del calor, del sol, del suelo arenoso de la zona, de la caca de los burros, de lombrices y de varias cosas más. Pero la sensación final que me quedó es que ni los técnicos del INTA ni los profesores ni nosotros teníamos que buscar una solución. De hecho tienen una gran ventaja: la posibilidad de explicarles el problema a los alumnos y que ellos mismos busquen cómo resolverlo. Ni siquiera hace falta que lo logren.

Por la tarde aprovechamos la vuelta en camioneta de los profesores para pedirles que nos llevaran hasta las dunas. Quedan volviendo por el camino, a unos cinco o seis kilómetros hacia el sudoeste. Dejamos la huella arenosa y seguimos hacia el norte, hacia las dunas. Subimos a una de las más altas.

dunas de Tatón

Fuimos con los aislantes para intentar deslizarnos en la arena. No funcionó.

El lugar es sorprendente: grandes médanos en una pampa árida junto a los Andes nevados. Estuvimos un largo rato en la cresta de la duna. Desde ahí podíamos ver las montañas, el bolsón y la ruta. Durante todo ese tiempo solo pasaron un par de autos levantando polvo a lo lejos.

Luego volvimos a al camino y regresamos a pie a Tatón.

caminando a Tatón

Podríamos haber hecho dedo al hermano del director de la escuela, pero volcó antes y murió. No lo vimos. Tal vez por unos minutos. Tal vez porque no miramos hacia atrás. Llegando a Tatón una camioneta con profesores que se habían quedado por la tarde nos cruzó en sentido contrario. Ellos fueron los que vieron el vehículo volcado poco después.

Acampamos.

Hicimos hamburguesas.

Por la noche tuvimos frío.

Al día siguiente el pueblo estaba muerto y pasamos por la casa donde velaban el cuerpo. Un anciano insistió para que entráramos. La gente repetía avemarías. El cajón estaba abierto. Había una vela encendida junto a los pies. En la cabecera, otras seis luces imitando velas y una cruz hecha con cajas de madera, vidrio y tubos fluorescentes.
Un profesor nos llevó de regreso a Fiambalá.

➮ Continúa  / ➮ Empieza 

El LIBRO